Combate junto al puente

Publius Albanius Zosimus marchaba al frente de su legión para auxiliar a la guarnición de Placentia que había enviado mensajeros ante los crecientes ataques de los Boios. Cerca de su destino la columna que marchaba por la vía Emilia debía cruzar un puente en un área rodeada de bosques, el lugar ideal para una sorpresa.

Las tribus de Boios y de ínsubros se habían pronunciado a favor de Aníbal y el caudillo cartaginés rápidamente los movió para hostigar a las columnas romanas que avanzaban para enfrentarlo.

Esa mañana había enviado una partida de caballería íbera y unos Scutaris para defender el puente confiando en el apoyo de los Galos y al caer la tarde la columna romana apareció marchando decidida pero con las corazas puestas y las armas listas como esperando tener que combatir.

Una turba de guerreros y una unidad de caballería de los Insubros atacaron de inmediato. Los triarii formaron en cuadro para proteger la retaguardia , los príncipes formaron en batalla junto a la vía Emilia y los hastatii siguieron avanzando hacia el puente cubiertos por los velites.

Dos unidades de caballería, una romana y otra latina cubrían las espaldas de los príncipes.

Una de las unidades de caballería ibera empezó a cruzar el río y los vélites arrojaron una lluvia de jabalina sobre ellos provocándoles alguna bajas, pero pronto se les sumó otra unidad y los Scutaris aceleraron su marcha. Los Boios, por su parte, comenzaron a avanzar y lanzaron su caballería.

Los jinetes Insubros se lanzaron sobre la retaguardia de los hastatii quienes no consiguieron enfrentarlos y se vieron empujados hacia el puente por donde venían los Scutaris.

Mientras tanto los príncipes y los triarii esperaban el ataque de una turba de guerreros Insubros al tiempo que escuchaban el galope de la Caballería Noble de los Boios.

Un manipulo de velites logró arrojar algunas jabalinas sobre la retaguardia de los jinetes Boios pero no impidieron que volvieran a atacar a los hastatii...

...quienes ante la segunda derrota y viéndose rodeados se rindieron.

Publius Albanius reconoció que ya había corrido demasiada sangre y abandonó el campo , los Galos no se atrevieron a perseguirle.