La Operación Rosario fue concebida como una serie de acciones de
intensidad creciente encaminadas a la recuperación argentina de las islas
Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, que se conseguirían en sentido
inverso (de Este a Oeste y de menor a mayor relevancia política), iniciándose
de la manera más discreta posible y culminando con la toma del archipiélago de
las Islas Malvinas y de su capital, mediante un asalto directo, pero sin causar
bajas al enemigo.
El 30 de marzo de 1982 se puso en marcha el operativo, fijando como
fecha de ejecución el 1 de abril. Los efectivos que tendrían a su cargo la
ejecución de este plan eran la Flota de Mar, Aviación Naval, el 2° Batallón de
Infantería de Marina, Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino y
aviones C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, bajo el mando del
Almirante Carlos Büsser.
Fragata tipo 42 A.R.A. Santísima Trinidad |
El 28 de marzo de 1982, a las 10:57, el buque ARA Santísima
Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del comandante de la Fuerza de Tareas
40, embarcando a su comandante y al comandante del Teatro de Operaciones
Malvinas, general de división Osvaldo García.
Al día siguiente, la FT.40 inició el desplazamiento hacia su objetivo,
navegando a 14 nudos, en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa
del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo de San Antonio (Q-42),
que llevaba las tropas y medios para el desembarco.
Mar afuera, se les unió el rompehielos ARA Almirante Irizar, y comenzó
la distribución de los planes y la cartografía necesarios por medio de
helicópteros, mientras la FT.40 se destacaba en una posición al norte de las
islas.
El viento se incrementó y afirmó del sudoeste con intensidad de
temporal, por lo que la FT.40 debió bajar su velocidad hasta tener un avance
efectivo de 6 nudos. El ARA Santísima Trinidad, debido a los golpes de mar,
perdió parte de la carga de nafta que la Agrupación de Comandos Anfibios
llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo
produjeron un sensible atraso en el derrotero de la Fuerza Anfibia, lo que
provocó que se cambiase el Día "D" para el 2 de abril.
Con un viento que llegaba a los 45 nudos del sur sudoeste, mediante el uso de helicópteros desde el ARA Almirante Irizar se repusieron los tambores de combustible perdidos en el D-2, y aviones Grumman S-2 Tracker del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo (V-2) cumplían vuelos de exploración.
Con un viento que llegaba a los 45 nudos del sur sudoeste, mediante el uso de helicópteros desde el ARA Almirante Irizar se repusieron los tambores de combustible perdidos en el D-2, y aviones Grumman S-2 Tracker del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo (V-2) cumplían vuelos de exploración.
El 30 de marzo, cuando se hizo obvio que la invasión era inminente, el
Gobierno británico ordenó que el destructor HMS Antrim, seguido de otros dos
buques de superficie y tres submarinos atómico, que se dirigieran a las islas
Georgias del Sur para apoyar al HMS Endurance. El resto de las unidades de la
marina británica se puso en alerta de cuatro horas.
Almirante Carlos Büsser |
El 31 de marzo el Comandante de la FT.40 dispuso una reunión en su
buque insignia para analizar la situación en función de las últimas informaciones
recibidas, teniendo en cuenta que, dado que el gobernador de Malvinas impartía
por radiodifusión, a su población, instrucciones, disponiendo una serie de
medidas de prevención y defensa, se había perdido el factor sorpresa. Se
explicó que el Aeropuerto de Puerto Stanley se encontraba defendido con
emplazamiento de ametralladoras, imposibilitando el descenso sorpresivo de
aeronaves e imponiendo la necesidad de capturarlo y apresarlo. A las 18:00, se
comunicó al personal a bordo del ARA Cabo de San Antonio la misión que debían
cumplir y los riesgos de la misma.
Más tarde, buzos de la armada argentina, que nadaron hasta una playa al
norte de Puerto Argentino desde un submarino, habilitaron el desembarco de
vehículos anfibios y tropas argentinas. Todo esto ocurrió en la madrugada del 2
de abril.
En la noche del 1° de abril el mar estaba calmo y el personal preparado
para el desembarco, conscientes de la jornadas históricas que les tocaría
vivir.
En la madrugada del 2 de abril estaba el personal embarcado en los
vehículos anfibios antes de abrirse la rampa del «San Antonio», A las 6,05
horas se apagaron las luces de la bodega y se abrieron las compuertas de proa,
al tiempo que los enormes ventiladores entraron en funcionamiento para que no
se tornara irrespirable el ambiente al ponerse en marcha los motores de los 21
anfibios. A las 6,10 se cerraron las rampas de los VAO, y diez minutos más
tarde, las escotillas A las 6,15 se produjo el lanzamiento de los vehículos que
estaban en cubierta, y a las 6,22 el teniente de navío Rossi ordenó por radio,
desde el buque, que se lanzara la la
primera ola.
Bodega interior del A.R.A. Cabo San Antonio con varios vehículos anfibios |
La primera ola de asalto (Unidad de Tarea 40,2.2) estaba formada por
cuatro LVTP-7 (VAO) con 99 hombres embarcados, al mando del capitán de corbeta
IM Hugo Jorge Santillán, distribuidos de la siguiente manera: VAO N° 05: En
este vehículo iba el capitán Santillán, con el Jefe del Pelotón Comando
(Agüero), un radio operador (Tello), dos camilleros, un enfermero, 1 pelotón
lanza-coñetes, 1 grupo de tiradores y 1 dotación de ametralladoras. Total:
24hombres.
VAO nº 07: Este vehículo iba 50
metros más atrás, a la derecha del N° 5 y estaba a cargo del Jefe de Grupo de
Morteros de 8lmm, SIM Quiroga, y lo acompañaban: 1 Grupo de Tiradores, 1
dotación de lanzacohetes, 1 mortero de 81 mm y 1 cañón sin retroceso 75 mm.
Total: 25
VAO N° 10: Este LVTP-7 iba detrás del VAO 05 (a 100 metros), y llevava
25 hombres del Ejército Argentino, bajo el mando del teniente coronel Mohamed
Alí Seineldín, constituyendo la Unidad de Tarea 40.1.10.
VAO N° 19: Este vehículo iba 50 metros más atrás y a la derecha I VAO
05, estaba bajo el mando del Segundo Comandante de la unidad de Tarea 40,1.2.,
el TCIM Schweizer Este VAO llevaba: 1 grupo de Tiradores, 1 mortero de 81mm, 1
cañón sin retroceso de 75 mm y 1 dotación de ametralladoras. Total: 25 hombres.
El lugar escogido para el desembarco era un sector de 300 metros de
extensión de playa, al Sur Oeste de la Bahía York, y hacia allí se encaminaban
los anfibios con el titileo de la luces de Puerto Stanley a un costado. A
través de aparatos de puntería con visión nocturna, se veían algunos elementos
en la playa, que parecían máquinas viales.
A 500 metros de la playa tuvieron que virar a la derecha para esquivar
una roca sumergida de la que ya tenían referencias, y así llegaron a la playa
designada como «Playa Rojo» y pasando la marcha a terrestre, los VAO avanzaron
ya sobre tierra firme a las 06,30 horas del 2 de Abril.
Una vez en tierra firme, el Jefe de Estado Mayor ordenó que se
trasladaran los vehículos a unas alturas distantes a unos 150 metros, para
posteriormente iniciar su marcha hacia el aeropuerto. Durante el trayecto, los
cuatro VAO de la vanguardia pudieron comprobar las dificultades que ofrecía el
terreno, con las orugas patinando sin adherirse al suelo, en parte arenoso, en
parte turba y en partes roca viva.
El primer inglés que vio los anfibios fue el soldado Berry, que estaba
solo en la colina Sapper vigilando el área. Al quedar despejada la playa de los
VAO, se comenzaron a baja con guinches, desde la cubierta del «ARA Cabo San
Antonio», Ios anfibios de rueda LARC-5 (VAR) que llevaban obuses a bordo.
Los primeros fueron el VAR 02 y el VAR 03 (con guinche), que ganaron a
la playa sin novedad. Media hora más tarde comenzaron bajar los otros dos (VAR
08 y VAR 12), cuando desde la costa en la zona de Arrow Point, comenzaron los
disparos contra el barco, pero dado la distancia no ofrecían peligro. Ante los
disparos, la corbeta «Granville» comenzó a hacer fuego contra la posición
británica, y un equipo de Buzos Tácticos argentinos se trasladó a ese lugar;
pero los ingleses se replegaron, luego de cambiar de posición.
Una vez en la playa, con el guinche del VAO 03, se comenzaron a
descargar los obuses de los otros cuatro LARC-5, finalizando la operación a las
9,05 horas.
Mientras tanto, la vanguardia de los VAO llegaban encolumnados al
aeropuerto, en donde adoptaron la posición de cuña, puesto que tenían
información que había un nido de ametralladoras de 1257mm en Canopus Hill. Una
vez en el lugar, Seineldín desembarcó los 25 hombres del Rí 25 de su VAO y
comenzó a tomar posiciones en el aeropuerto.
El capitán Santillán informó por radio al capitán Weinstabl de la
situación, y le pidió autorización para continuar su marcha hacia el poblado
con sus tres VAO.
La pista del aeropuerto se encontraba llena de obstáculos de todo tipo
(23 en total), camiones, tractores, escombros, ómnibus, maderas, máquinas
viales, etc. El almirante Büsser ordenó al comando del BIM 2 a caigo del
capitán Weinstabl, que ayudara al teniente coronel Seineldín con tres VAO y sus
dotaciones, ya que a cargo del mismo estaba la operación de rastrillaje, de
seguridad y de limpieza de la pista. En ritmo acelerado se rastrilló la zona
hasta el faro y se comprobó la inexistencia de francotiradores que pudieran atacar
a los aviones cuando estos arribaran. Durante este lapso, helicópteros de la
Fuerza e desembarco trasladaron hombres al aeropuerto. Al quedar la pista
operativa comenzaron a llegar los aviones C-130 transportando al Regimiento 25
al suelo malvinense. El Objetivo Delta, la toma del Aeropuerto y su puesta en
servicio, se había cumplido satisfactoriamente.
El camino que va del aeropuerto a Puerto Stanley era de asfalto, y se
dirigía hacia el Sur, y luego de cruzar por un istmo de 200 metros de ancho y un
kilómetro de largo, doblaba hacia el Este en dirección a la población, a unos
cinco kilómetros de ese lugar.
Los tres VAO cruzaron el istmo
con precaución, escoltados por los infantes de marina, que previamente habían
descendido de los vehículos en prevención de un ataque personal, o de minas
antitanque.
Una vez, realizado el cruce, se divisó la ciudad hacia donde se
dirigieron. A los dos kilómetros cruzaron un arroyo por un puente de madera, y
luego se abrieron para avanzar en cadena. Dado que las condiciones del terreno
eran muy difíciles, el VAO 19 de Schweizej que iba a la izquierda se encajó.
Mientras venían otros vehículos del Batallón de IM N° 2, cruzando el istmo, los
otros dos VAO continuaron su trayecto. Al poco tiempo, el número 19 consiguió
salir, y sobrepasó a los otros siete, que venían avanzando para alcanzar a su
grupo, en la vanguardia, los VAO 05 y 07.
Mientras tanto, los dos VAO seguían hacia Stanley, adelantándose unos
150 metro. El LVTP-7 n° 07, del Suboficial Quiroga, se desplazaba hacia la
derecha. De esta forma escalonada, continuaron hasta que, cerca del poblado, se
veía una mancha amarilla en el camino. Con los prismáticos pudieron ver que se
trataba de una máquina vial obstruyendo el camino.
La ruta que seguían los VAO hacia la Casa de Gobierno, pasaba por una
zona de Puerto Stanley llamada «Ciudad Blanca», que consistía en cinco casas
prefabricadas pintadas de blanco.
El Gobernador inglés había dispuesto no combatir en la ciudad, para no
arriesgar vidas civiles, pero dado lo descampado de ese lugar, el teniente Bill
Troílope con la Sección 2 que cubría la carretera que iba al aeropuerto,
decidió enfrentar a las fuerzas argentinas que avanzaban. El teniente Troílope
dio la orden de fuego a los sirvientes de un cañón antitanque, y el proyectil
impactó con una fuerte explosión a unos cincuenta metros a la izquierda del VAO
07. Posteriormente, ese vehículo recibió gran cantidad de disparos en el escudo
de proa, con una ametralladora con balas trazadoras, Es interesante reproducir
parte del relato textual del capitán Santillán, que observaba la escena desde
el VAO 05: «Los rebotes me hicieron acordar el efecto del agua que saliendo de
una manguera se disipa en el aire cuando uno lava el radiador de un auto». El
que disparaba contra el VAO 07 lo hacía con gran precisión puesto que disparó
primero al conductor, luego al apuntador, y al no tener resultados positivos
disparó sobre todo el frente del vehículo, que recibió 97 impactos. Al comenzar
a recibir el fuego enemiga el VAO buscó refugio en una hondonada, donde
descendió la tropa mientras el apuntador contestaba el fuego con la
ametralladora de 12,7 mm, uniéndose en el fuego las de los VAO 05 y el 19
Schweizer.
Los ingleses efectuaron otro disparo con una granada de fósforo
incendiaria que explotó a unos 150 metros, a la que siguió al poco tiempo el
disparo de un cohete antitanque, a unos 200 metros adelante de los VAO y muy
hacia la izquierda. Desde una casa blanca con techo rojo, de baja altura, sobre
la izquierda del pueblo, comenzaron a disparar con fusiles.
El suboficial Quiroga recibió la orden de neutralizar con su mortero de
81 mm a los tiradores que estaban en la casa blanca, tratando de no causar
bajas enemigas.
Un cañón de 75 mm argentino a cargo del suboficial segando IM Di
Filippo del VAO 19, efectuó dos disparos
sobre la casa de techo verde, desde donde los ingleses habían disparado sobre
el VAO 07, El primer tiro fue corto, pero el segundo impactó con carga hueca
(para evitar producir bajas enemigas) sobre el frente de la casa, la que fue
abandonada por los ingleses, que emprendieron la retirada saliendo por los
jardines posteriores.
El mortero de 81 mm del VAO 07 realizó tres disparos sobre la otra
casa, el primero cayó a unos 10 metros a la derecha del objetivo, el segundo
pegó en la cumbrera de la casa levantando una nube de escombros, y el tercero
cayó frente a la construcción levantando gran polvareda.
Los ingleses también abandonaron la posición, y salvo algunos disparos
esporádicos, los argentinos no encontrarían más resistencia. El error de los ingleses fue comenzar a hacer
fuego cuando estaban a gran distancia de los vehículos (a unos 450 metros) para
fortuna de los anfibios argentinos.
Como consecuencia de esta acción quedó destruida la mira de la
ametralladora, y algunos de los cristales blindados de la torreta. Una bala que
alcanzó a entrar, provocó una herida leve en la mano izquierda (sin interesar
huesos) al conscripto Clase 62, Horacio Tello. Este vehículo continuó operando
durante todo el día y posteriormente se embarcó, navegando hasta el «ARA Cabo
San Antonio», por sus medios. Después de
la Guerra de Malvinas, TENSA reparó los daños menores que había sufrido el VAO 07.
Cuando los VAO reiniciaron su marcha al pasar por la casa de techo verde a 5
aguas, pudieron ver abandonados un lanzacohetes Carl Gustav de 84 mm y un jeep
Land Rover con varias cintas de ametrallado sobre su asiento delantero. Los VAO
de la vanguardia dejaron de lado la población y se dirigieron a Moody Brook en
donde estaba el cuartel de los «Marines», Al llegar vieron la bandera Argentina
izada en su Plaza de Armas por los Comandos Anfibios.
Los VAO
regresaron a Puerto Stanley, (que pronto cambiaría su nombre por el de Puerto Argentino),
sin ningún tipo de obstáculo, con la excepción, claro está, de las dificultades
que ofrecía el terreno con sus turbales y piedras que destrozaban las orugas.
El sacrificio de Giachino
Capitán Pedro Edgardo Giachino |
Pedro Edgardo Giachino fue jefe de una patrulla de Comandos Anfibios y
Buzos Tácticos que desembarcó del destructor ARA “Santísima Trinidad” el 1° de
abril de 1982 a la noche, en una playa al sur de la capital malvinense. Su
misión era lograr la rendición del gobernador británico de las islas, Rex Hunt,
antes de que el grueso de las tropas argentinas irrumpiera, evitando así un
combate en plena planta urbana. A las 00:00 horas comienza la aproximación al objetivo por tierra y se
desprende la Unidad de Tareas 40.1.5: el Grupo de Comandos Anfibios y el de
Buzos Tácticos que, a las órdenes de Giachino, debía tomar preso al gobernador.
No hay centinelas, ni vehículos; sólo estaban encendidas las luces del cuartel. A las 5:30 se iniciaba el ataque a las instalaciones, sin respuesta
alguna; según los indicios hallados, el cuartel había sido abandonado
recientemente. Cerca del Hipódromo se rendía una patrulla de ocho soldados
ingleses.
Luego de tomar conocimiento de que se había decretado el "alto al
fuego", se dirigieron hacia la casa del gobernador, donde estaban concentrados
los efectivos británicos.
A las 6 de la mañana del 2 de abril de 1982, Giachino rodeó con sus
hombres la casa del gobernador y le intimó rendición. Los británicos,
sorprendidos, abrieron fuego sobre la patrulla. Sin provocar daño alguno,
repitió varias veces la intimación consiguiendo sólo el redoble del fuego, 30
minutos después, la primera ola de asalto de la Fuerza de Desembarco Argentina
tocaba tierra; la recuperación de las islas se consumaba.
Para evitar el enfrentamiento en la ciudad, Giachino tomó la decisión más
importante de su vida, avanzó solo hacia el interior de la casa del gobernador
para conseguir su rendición. Al derribar una puerta, recibió el fuego de una
ametralladora enemiga y gritó a sus hombres que se cubrieran. El teniente de
fragata Diego García Quiroga y el cabo enfermero Urbina resultaron heridos al
intentar rescatarlo.
La situación motivó al gobernador británico a ordenar la suspensión del
fuego y pedir parlamento. La misión del capitán Giachino se había cumplido: el
gobernador se rindió antes de que las tropas argentinas hicieran su entrada a
Puerto Argentino. El precio: su vida. Cuando murió tenía 34 años de
edad, estaba casado y tenía 2 hijas. Fue ascendido post mortem al grado de Capitán de Fragata y recibió la condecoración “Cruz al heroico valor en
combate”.
Soldados argentinos muestran una bandera inglesa capturada |
La misión se cumplió exitosamente y sin derramar sangre inglesa.
Fuentes:
- Blindados argentinos de Uruguay y Paraguay por Ricardo Sigal Fogliani
- Gaceta Marinera Digital
- www.revistanaval.com
Un très bel article à l'occasion de la date anniversaire de cet événement!
ResponderEliminarSalutations,
Phil.
Merci beaucoup Phil. La reconquête des îles Malvinas est une dette que nous devons à notre Patrie. D'une manière ou d'une autre, tôt ou tard, nous reviendrons. Espérons que grâce à des négociations diplomatiques. Cordialement. Carlos
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