miércoles, 31 de julio de 2019

Carretas criollas

Las carretas de bueyes de los tiempos virreinales estaban bien adaptadas al medio en que se movían. Ejes muy fuertes, de madera imputrescible, y lo suficientemente altos como para que los pastizales y bajos que debían atravesar no frenaran su marcha. El ancho de esos ejes nunca era superior al de una yunta de bueyes a la par, por lo que las bestias abrían huella en el pasto o en el barro, permitiendo que la carga de arrastre, la carreta en sí, no ofreciera tanta resistencia en el avance. El techo era de pellejos crudos de vaca, los tientos, sogas y ataduras también, e incluso el lubricante de los ejes era grasa de vaca.
A fines del siglo XVIII, grandes armatostes recorrían las precarias vías de comunicación del entonces Virreinato de Río de la Plata. En su “Ensayo histórico sobre el Tucumán” (1882), Paul Groussac calculaba que una carreta tucumana, aún la mejor construida, no duraba más de dos años “en los caminos abominables de Salta a Buenos Aires”. Así, la vida de cada monumental vehículo no se extendía más allá de “dos viajes de ida y vuelta”, por regla general. Informa que “una tropa contaba generalmente catorce carretas, y cargaba hasta dos mil arrobas, término medio. El flete de un ‘viaje redondo’ (o sea ida y vuelta) importaba unos 5.000 pesos fuertes. El viaje de Salta a Buenos Aires, en carreta de bueyes, solía durar tres meses, y poco menos de vuelta. Si a esto se agrega el tiempo de la carga y las incesantes reparaciones que las carretas demandaban -además de la inconveniencia de salir del Norte en ciertos meses y en otros de Buenos Aires- se comprenderá que durase un año el viaje completo, que importaba 900 leguas de ida y vuelta”, expresa el mismo historiador. Se habilitaban tres mudas de bueyes para toda la tropa, a saber “cincuenta yuntas de Salta a Tucumán, sesenta y cinco hasta el Arroyo del Medio, y cuarenta y dos hasta Buenos Aires”.

Las carretas construidas por el alarife de la SHM don Guillermo Centeno, ya están pintadas y a la espera de los bueyes. Horacio Falcinelli ya ha modelado algunos. Acá van las fotos.


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