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domingo, 28 de septiembre de 2008

Batalla de Asculum - Tercer día - (versión muy libre)



Se ha intentado representar el tercer día de la batalla de Asculum que tuvo lugar en la región de Apulia, en el verano de 209 a.deC, en el décimo año desde el inicio de la Segunda Guerra Púnica. Formó parte de una campaña punitiva contra los pueblos y tribus que habían abandonado la alianza con Roma y se habían aliado con los cartagineses después de la batalla de Canas, y también para estrechar el cerco al líder cartaginés Anibal, en el sur de Italia. Por otro lado, la batalla supuso un nuevo enfrentamiento entre Aníbal y el general romano Marco Claudio Marcelo por el control de la Península Itálica.

Bajo el mando cartaginés había 3 elefantes, dos falanges pesadas de 24 figuras cada una, una unidad de Scutaris de 24 figuras, una unidad de onderos galos de 6 figuras, dos turbas de Galos de 27 figuras cada una, dos unidades de caballería íbera pesada de 6 figuras cada una, cuatro unidades de jabalineros libios de 12 figuras cada una, dos unidades de caballería númida de 12 figuras cada una. Los cartagineses estuvieron conducidos por Facu (5 años) que se ocupó de lanzar los dados y Carlos (52 años) .
Los Romanos contaban con: una legión romana compuesta por 24 Principes, 24 Hastarios, 18 Vélites y 12 Triarios, una legión itálica compuesta por 24 Principes, 24 Hastarios, 18 Vélites y 12 Triarios, 6 arqueros griegos, una unidad de caballería romana pesada y una unidad de caballería pesada itálica, ambas de 6 figuras cada una. Los romanos estuvieron bajo del mando de Federico (11 años) y Agustín (13 años).
 El mando romano decidió dejar en el centro únicamente algunos manipulos de velites y desplegó ambas legiones en la tradicional formación de damero a ambos lados de la colina central. En su extremo derecho reunió a toda su caballería formada por dos alae una romana y una latina.  Sobre la colina estaba el Cónsul Marco Claudio Marcelo la "espada de Roma", junto a los oficiales y el águila de la Legion Romana. A su frente estaban desplegados los arqueros griegos.


Marco Claudio Marcelo fue condecorado con la spolia opima, (*) el más alto honor para un romano, en la que fuera la tercera y última vez que se otorgase dicha condecoración en la historia. (* no "optima"). 


Los cartagineses en el centro pusieron a sus elefantes cubiertos con una unidad de jabalineros libios dejando las otras tres en los bosques de las colinas. Esperaban así desalentar todo intento de avance sobre el centro y confiaban en la fuerza de sus alas. Sobre todo confiaban en sus falanges pero no tanto en los galos que habian abandonado la causa de Roma, y por eso estaban reforzados con la mejor caballería del campo. 


A la derecha cerca del centro formaron las dos falanges seguida en la línea por los scutaris que estaban cubiertos por las dos unidades de caballería númida. Los Scutaris eran una infanteria mediana confiable que bien usada hubiera podido apoyar muy bien a las falanges pesadas.
En el flanco izquierdo formaron los Insubros precedidos por sus honderos y cubierto su flanco por las dos unidades de caballería pesada íbera. Con capital en Mediolanum, los insubros habitaban, mas o menos, el territorio al norte del río Po, delimitados al este por la poderosa tribu de los Sennones y al oeste con otras tribus galas menores. 

La nación (de las poderosas) mas alejadas de la frontera con Roma, desde el principio se sumo a la guerra con los romanos, dejandose convencer por los Boios para sublevarse y combatir a los colonos establecidos en la Cisalpina pocos años antes de la llegada de Aníbal a la región. Los Galos en general, fueron calificados por Tito Livio como un pueblo gracias al cual los romanos podían mantenerse militarmente en forma debido a las continuas guerras con las diferentes tribus que configuraban esta nación. 

Pronto se iniciaron las acciones tomando la iniciativa los cartagineses pues una de las unidades de caballería íbera cargó sobre la caballería itálica, comenzando así un combate encarnizado. El primer choque lo ganaron los romanos pero los íberos se mantuvieron firmes y continuaron combatiendo.
La caballería romana seguidamente cargó contra la otra unidad íbera que a su vez contra cargó y así se generalizó así un encuentro de caballería que probó, mas tarde, resultar decisivo en el curso de los acontecimientos.

Los cartagineses, por su parte, reunieron toda la caballería númida en su flanco derecho y maniobraron para hostigar el flanco de la legión romana a la que supusieron avanzando sobre las falanges. El Consul Fede envió a los velites y a los hastarios para formar una línea y cuidar el flanco de la Legión. 
Los bravos númidas empezaron su hostigamiento por oleadas siendo recibidos por las jabalinas de los vélites que se refugiaban tras los escudos de los hastarios quienes reservaban su pilum. La forma de combatir de los númidas empezaba a dar sus frutos pronto comenzaron a ralear las filas de los velites y los jinetes norafricanos no sufrian muchas bajas.
 
Mientras tanto ambas legiones se pusieron en marcha y avanzaban hacia sus objetivos. La romana sobre los galos y la itálica sobre las falanges. Pronto las lineas de velites llegaron al centro y atacaron con sus jabalinas a los elefantes que bramaban furiosos y resultaban inútiles pues no tenian un blanco para embestir y su pantalla de jabalineros libios no fue suficiente para detener las nubes de jabalinas romanas que los atormentaban. Pronto uno de los elefantes cayó muerto y otro se espantó corriendo colina arriba derribando árboles pero sin afectar a ninguna unidad cartaginesa. 

El Jefe cartaginés confiado en el poder de sus falanges habia destacado a los scutaris detras de los númidas para reforzar el ataque de flanco. Pero el desarrollo de los acontecimientos a la postre mostrarian que estas disposiciones resultaron tan inútiles como desgraciadas para la suerte final de la batalla.  

Finalmente la Legión Romana atacó a las turbas de Galos y arrojando sus pilum desarmó las filas. La derrota de la caballería ibera permitió a los jinetes romanos e itálicos reorganizarse. De inmediatos se lanzaron sobre el flanco de los galos y en tres períodos los restos de ambas unidades se habian rendido aunque no sin causar gran cantidad de bajas a los legionarios.
 
Los príncipes y los Triarios de la legión itálica llegaron sobre la posición de las falanges pesadas cartaginesas y formado una masa compacta las cargaron de inmediato. Se esperaba una lucha pareja pero no se dudaba de la victoria cartaginesa, pero los dioses (los dados) decidieron otra cosa y el primer combate salió favorable a los romanos. Esta circunstancia, más la completa derrota de su flanco izquierdo, unida a la perdida de 2 de los tres elefantes en el centro, condujo a que el Jefe cartaginés decidiera retirarse del campo de batalla. Las águilas podían volver victoriosas a la Ciudad Eterna.

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