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miércoles, 24 de febrero de 2021

In memoriam Enrique Díaz Araujo

Díaz Araujo nació el 25 de abril de 1934​ y falleció el 4 de febrero de 2021. Fue abogado, historiador y escritor. El doctor Alberto Caturelli escribe de Enrique Díaz Araujo: "hombre culto, polifacético, crítico agudo, jurista, historiador, filósofo, todo a la vez y, en cada tema, erudito y penetrante". Realizó sus estudios de abogacía e historia en la Universidad de La Plata, Provincia de Buenos Aires. Ha sido funcionario judicial, juez de instrucción y camarista en lo criminal, pero su labor más destacada ha sido como docente, historiador y escritor católico y nacionalista. Historiador y filósofo argentino. Es figura principal entre los pensadores argentinos actuales. Dice Caturelli que en él "la pasión por su país se hace una con la pasión por la Verdad" (...) ha ejercido su magisterio en la Universidad Nacional de Cuyo, de la que fue profesor titular desde 1965 hasta su jubilación. Asimismo, fue profesor invitado en muchas universidades argentinas e hispanoamericanas, entre las que se cuenta la Universidad Autónoma de Guadalajara".

Autor de más de 60 obras y 300 artículos de revistas, entre sus libros más destacados podrían citarse San Martín, cuestiones disputadas, obra donde defiende al general de las calumnias, que es una ampliación de Don José y los chatarreros; Mayo revisado, obra fundamental en tres tomos donde hace un repaso de los distintos autores y las corrientes historiográficas sobre el movimiento de mayo y su significado; Ernesto Guevara de la Serna, Aristócrata, Aventurero y Comunista, o sus estudios con aportes originales sobre Malvinas.

Siendo un tradicionalista clásico, comprometido, sin complejos de su catolicismo, escribió con pluma clara y filosa contra los mitos, falsedades y recortes de la historia nacidos de la ideología liberal, impuesta por la Revolución francesa y el Iluminismo que la precedió.

Para la doctora Andrea Greco, su muerte "es una enorme pérdida para la Patria y para la investigación histórica. Felizmente nos queda su obra. Y nos queda el recuerdo de un hombre generoso, un hombre de una gran cultura, de una gran formación filosófica, y de una memoria prodigiosa".

Son sus palabras: "Registremos pues, por anticipado, que seremos «fascistas», «macartistas», «reaccionarios», «obscurantistas», «inquisitoriales», «totalitarios», partidarios de la Gestapo y de los cosacos, lacayos del capitalismo y cuantas cosas más que se les venga en ganas decir. Ninguno de estos epítetos nos preocuparán ni nos impedirán decir lo que vamos a decir".

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