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martes, 11 de agosto de 2015

Una estupenda película: Stosstrupp 1917

Se trata de una película destinada a elevar la autoestima alemana, pero sin caer en la propaganda burda que nos tienen acostumbrados las películas norteamericanas.  Muy recomendable para los fanáticos del género, pero debe señalarse que se trata de un film de 1934 en blanco y negro, quienes busquen escenas de amor, muchos colores y efectos especiales...abstenerse.
Recrea con enorme realismo la guerra de trincheras en el frente occidental, visto desde el bando alemán en 1917, con los combates en Champagne, Flandes y Cambrai. El equipamiento de los soldados es auténtico así como los vehículos y los tanques ingleses empleados.
Se puede disfrutar la vista de piezas de artillería que galopan gallardamente y que rápidamente son puestas en batería en la primera línea, son los famosos Feldkannone de 77mm, que prestaron servicio en el Ejército Argentino y hoy vemos en tantas plazas de nuestro país.
No tiene pretensiones psicologistas por lo cual los personajes no son complejos y el acento se pone en el valor y la entereza de esos hombres que entregaron sus vidas por su Patria.
Al enemigo se lo muestra con dignidad, tanto a británicos como a franceses. Se puede apreciar un detalle levemente humorístico por la diferencia de idiomas, con los franceses, que capturan a dos soldados alemanes después de haber atravesado las líneas enemigas para entregar un mensaje al alto mando.
Llama la atención la calidad de los planos generales que permite apreciar las técnicas de creación de cortinas de fuego para permitir el avance de la infantería. Estas barreras de fuego no son frecuentemente recreadas en el cine con el realismo, que no quiere decir espectacularidad, que puede apreciarse en esta producción.
La película muestra muy bien la forma de combate de las tropas de asalto (stosstruppen) que actuaban por grupos capaces de llevar adelante acciones por propia iniciativa, muy bien adiestrados en el uso de armas automáticas, el lanzamiento de granadas, que llevaban en grandes bolsas, y en la lucha cuerpo a cuerpo. La forma de combatir que introdujeron las tropas de asalto constituye el nacimiento de la lucha moderna de la infantería.  
Un aspecto único a señalar es que no se utilizaron “efectos especiales”, sino que las explosiones son reales y son producidas por proyectiles disparados por piezas de artillería provistas de munición viva. Se pueden ver, como característico de la Gran Guerra, el uso de gas letal y de las máscaras para evitar sus efectos dentro de los profundos túneles donde se refugiaban las tropas.
 
También debe destacarse la presencia de los tanques, de modo especial en Cambrai, puede verse un típico combate entre estos monstruos mecánicos y un grupo de tropas de asalto que soportando el fuego de las ametralladoras de un Female, lo dejan pasar y finalmente lo destruyen con una potente carga explosiva arrojada debajo del vehículo.
Puede verse el abastecimiento de la tropa que recibe raciones de pan y alguna bebida, transportada a pie desde la retaguardia, pero la posibilidad de reponer fuerzas duró muy poco pues el enemigo estaba montado un ataque.
Al respecto resulta llamativo ver que el fuego de artillería finalizaba muy cerca del momento del asalto y el asaltante aparecía sorpresivamente muy próximo a las líneas de trincheras enemigas al disiparse el humo. Es interesante apreciar un ataque francés  que es recibido con el consabido fuego de ametralladoras y fusiles pero al acercarse mucho los infantes franceses y desplegar una ametralladora pesada Hotchkiss, los alemanes abandonan sus trincheras y contraatacan inmediatamente ya que si los franceses hubieran llegado sobre las mismas trincheras ya no hubiera habido defensa posible.
La película finaliza con una escena en que un soldado ha improvisado un elemental árbol de Navidad -es diciembre de 1917- y un camarada saca una armónica para tocar “Noche de paz”,  aunque la celebración navideña es interrumpida por un ataque, luego se reanudará para consolar a un soldado británico moribundo que se acuerda en ese momento de su madre.
El director y coguionista Hans Zöberlein, que había combatido en la Primera Guerra Mundial, donde fue condecorado, adaptó así su propia novela que vendió más de 800.000 ejemplares. El film termina con la cita evangélica: "Paz a los hombres en la tierra".

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