Gran Campaña de 1807- Los ingleses ocupan San Isidro Labrador de Las Piedras

Han continuado las operaciones y el comando inglés decidió ocupar las localidades en torno a Montevideo, para lo cual envió una brigada de infantería, este es el informe de la situación. El 5 de marzo de 1807 la brigada al mando del Col. Fetherstone, arribaba a la villa de Ntra. Sra. de la Concepción de Pando cuyos los habitantes habían abandonado y pudo ser ocupada sin mayores dificultades. Allí se instaló, dejó como guarnición el 40th Foot y el 36th Foot marchó sobre Las Piedras donde arribó alrededor de las cinco de la tarde. Confiados que no encontrarían resistencia tal como había ocurrido en Pando continuaron la marcha sin tomar las precauciones debidas cuando se marcha sobre el enemigo. Eso condujo a que recibieran una descarga cerrada de ambos lados flancos por parte de pobladores y soldados dispersos y heridos durante los ataques a Montevideo y que habían logrado regresar a sus casas.

El Cnl Norton, comandante del 36th Foot, es un militar valiente, pero profesionalmente es malo y ordenó al regimiento enfrentar y perseguir al enemigo. Pero los atacantes ya se habían dispersado y al intentar perseguirlos los ingleses se desorganizaron y algunos de los soldados que se habían alejado demasiado, fueron atacados por paisanos montados. Algunos terminaron heridos y otros fueron tomados prisioneros enlazados como reses.

Finalmente, cerca de las 19:00 el regimiento pudo reunirse y el Cnl. Norton consideró que no era conveniente intentar un ataque a la localidad porque ya estaba cayendo la tarde. 

El 6 de marzo, a las 5:00 del mañana, avanzó el regimiento sobre la villa y comenzó un combate que duró alrededor de dos horas. 

Los pobladores se defendieron valientemente, y agotadas las municiones recurrieron al combate con armas blancas, pero los ingleses derribaron las barricadas y entraron a las casas rompiendo con hachas las puertas.

Finalmente, el alcalde accedió a ordenar el cese del fuego y los ingleses pudieron ocupar la villa sin más oposición. Cabe señalar que los pobladores recogieron a los heridos ingleses y les prodigaron los mismos cuidados que a los propios. No obstante, el Cnl. Norton ordenó, además de la requisa de todas las armas, la detención del alcalde y de los cabecillas del alzamiento, así como el saqueo de las casas. El Gral. Auchmuty (Diego Argañaraz), al recibir el parte con estas novedades, emitió la siguiente proclama, con fecha 7 de marzo de 1807.

Al gracioso pueblo de Montevideo

          En el día de ayer, las fuerzas de mi mando pasaron a inspeccionar las cercanas poblaciones de Pando y Las Piedras, ante las noticias de que grupos anárquicos, volcados al bandolerismo, estaban asolando las pacificas poblaciones citadas.

         Más allá de encontrar pocos rastros que ameritaran la veracidad de estos rumores, éstos sí tuvieron la lamentable consecuencia de ocasionar un pequeño enfrentamiento entre las tropas inglesas y pobladores, confundidos con las maledicencias dispersadas por estos sujetos desviados y amantes del desorden y la anarquía.

         El calor propio del combate, que este pueblo valiente conoce con exceso, tuvo con pesar el desenlace de que alguna parte mínima de aquel vecindario fuera apresado y hubiera pequeña pérdida, pero sentida dado la escasez de la misma, en las propiedades de un corto número de personas. Desde ya, he librado orden para que a cargo de las autoridades que represento, sean compensados los vecinos a los que se ha ocasionado este daño, por mínimo que sea, en franca voluntad de que es del más elevado interés para el gobierno de Su Majestad Británica, lograr la pronta paz y sus benefactores influjos en estos países.

         También he dispuesto que las personas notables, antes apresadas, sean liberadas en lo inmediato y trasladadas a esta ciudad para ser oídos sus descargos, en la franca voluntad de allegarnos a un acuerdo por este seguro malentendido, que no tiene otro culpable que la pérfida voluntad de algunos libertinos, olvidados de cualquier religión que no sea el pillaje y los extravíos, en que se regocijan conducir a pueblos valientes, pero desconocedores de la maldad por su propia rectitud.

Esta proclama no logró apaciguar los ánimos y la rebelión se extendió por toda la Banda Oriental.