La defensa de la ciudad de Buenos Aires, ante la invasión inglesa de 1807, fue cuidadosamente preparada y culminó en una victoria de tal importancia que allí se verifica el nacimiento de nuestra Patria que se venía gestando desde los tiempos de Hernandarias. El pueblo de Buenos Aires, de acuerdo con lo previsto en las Ordenanzas
de Milicias para el Virreinato del Río de la Plata, formó los Cuerpos de
Voluntarios Urbanos y cada cuerpo eligió a sus jefes, entre quienes tenían aptitud para
ello y según correspondía hacerlo.
Estos cuerpos fueron bien uniformados y recibieron instrucción militar
de acuerdo con las ordenanzas del ejército de Su Majestad Católica, no fueron
de ninguna manera bandas de milicianos desorganizados, anárquicos y vestidos con harapos.
Pero el corto tiempo de que se disponía y el carácter miliciano de los cuerpos
no permitieron que se pudiera alcanzar un grado de entrenamiento que les
permitiera combatir en campo abierto contra un ejército veterano como el inglés.
Para compensar esa carencia el coronel de Ingenieros don Gonzalo de
Doblas, diseñó un plan que preveía realizar la defensa dentro de la ciudad y
desgastar al ejército enemigo durante su aproximación mediante ataques
sorpresivos de la abundante caballería disponible y negándole todo
aprovisionamiento retirando todo la hacienda hacia lugares seguros.
El Comandante de Armas, don Santiago de Liniers, consideró que no se
debía hacer sufrir a la ciudad las crueldades de la guerra y salió a esperar al
inglés al campo. Fue derrotado.
Así se volvió al bien pensado plan del Cnl. Doblas que, si bien no pudo
ponerse totalmente en práctica permitió organizar una defensa sólida a punto
tal que condujo a una completa victoria de nuestras armas sobre una de las
principales potencias militares de la época.
La foto ilustra al Cnl. Doblas con el uniforme de ingenieros dirigiendo los trabajos de fortificación junto a un oficial del Real Cuerpo de Artillería y a dos jefes de los Cuerpos de Voluntarios, detrás se ven dos soldados de las compañías del Cuerpo de Castas asignadas a la artillería construyendo un parapeto con tercios de yerba.
El plan pudo aplicarse con éxito debido a que la derrota de Liniers no fue más que una dispersión de la división empeñada en el combate y las otras dos divisiones, que no intervinieron y que ya se estaban preparando para otra reconquista, pudieron regresar intactas a la ciudad. Por otra parte la resistencia ofrecida hizo que llegara la noche y los ingleses no se atrevieron a continuar su marcha desaprovechando la oportunidad de tomar la ciudad indefensa.
El plan pudo aplicarse con éxito debido a que la derrota de Liniers no fue más que una dispersión de la división empeñada en el combate y las otras dos divisiones, que no intervinieron y que ya se estaban preparando para otra reconquista, pudieron regresar intactas a la ciudad. Por otra parte la resistencia ofrecida hizo que llegara la noche y los ingleses no se atrevieron a continuar su marcha desaprovechando la oportunidad de tomar la ciudad indefensa.
A continuación transcribo los párrafos más significativos de este
minucioso plan que ilustran sobre los perímetros defensivos, la construcción de
cantones y parapetos y la distribución de las tropas.
El Plan preveía una primera línea de puestos avanzados, una segunda línea donde tendría lugar una resistencia para desgastar las columnas y una tercera línea bien fortificada donde se estrellaría el ataque. Los ingleses no lograron superar la segunda línea.
Doblas inicia la descripción diciendo: “Con esta idea he formado el bosquejo que acompaño, comprensivo de la
parte principal de esta ciudad, señalando en él, las iglesias, y plazas para
que se distinga mejor la extensión que me parece conveniente fortificar.”
La imagen muestra a los Miñones que, desplegados en los puestos avanzados y emboscados en las casas, tiroteaban a las columnas que marchaban hacia el río.
Doblas propone, como segunda línea, fortificar el rectángulo de las manzanas del centro pero, posteriormente lo cambia a un triángulo isósceles sobre el lado que mira al río que conserva el mismo lugar y extensión que el del cuadrilongo, como línea principal de defensa propuso cerrar con parapetos y artillar las bocacalles de la Plaza y ocupar las terrazas de todos los edificios que la circundaban.
Doblas propone, como segunda línea, fortificar el rectángulo de las manzanas del centro pero, posteriormente lo cambia a un triángulo isósceles sobre el lado que mira al río que conserva el mismo lugar y extensión que el del cuadrilongo, como línea principal de defensa propuso cerrar con parapetos y artillar las bocacalles de la Plaza y ocupar las terrazas de todos los edificios que la circundaban.
Al triángulo lo describió así: “Las líneas que forman los costados en él, deben inclinarse igualmente
al centro de la línea que mira de frente a la campaña; y como dichos lados han
de seguir sus líneas por la dirección que tienen las calles, no pueden ellas
ser rectas; y van formando escalones; lo que proporciona la ventaja de poder flanquear
el fuego, ejecutándolo en todos los puntos exteriores.”
“Las boca calles, contiguas a la parte exterior de las fajas, deben
cerrarse a su tiempo colocando en ellas parados unos sacos de cuero llenos de
tierra construidos en forma cilíndrica de la hechura de los que comúnmente se
emplean en sacar harinas. Estos sacos debieran ser del diámetro a que alcancen los
cueros, y de la altura de 6,5 a 7 pies, (pie español=28 cm) formando con ellos
los parapetos a manera de barricadas, pero será conveniente que dicho parapeto,
se componga a dos filas de sacos colocándolos unos en la unión de los otros.“ En la práctica no hubo tiempo de preparar suficientes sacos de cuero rellenos
con tierra y se utilizaron los llamados “tercios de yerba”, que eran bolsas de
cuero crudo rellenas de yerba. El cuero, al secarse al sol, se contraía y la yerba, así prensada,
quedaba completamente solidificada.
Inmediatamente Doblas ilustra sobre la táctica a emplear por las tropas
para la defensa de dichos parapetos: “La ventaja que ofrecen dichos parapetos, es que cerrando las boca
calles de las cuadras exteriores á las fajas que forman la estrada o camino
cubierto, queda este despojado y en disposición de apostarse la tropa que se quiera
destinar a su defensa, con la comodidad de no poder ofenderle por parle alguna,
y de hacer fuego sin descubrir el pecho, cargando su arma a cubierto, sin otra evolución
ni maniobra, que la de formarse en hileras al abrigo de las casas, marchar por secciones
de 10 a 12 hombres en la misma formación dando el frente al parapeto, y hacer
su descarga; y volviendo a la formación de hilera, marchar a cubrirse con las
casas de la manzana opuesta, colocándose de forma que den paso a la división
que debe seguirlos, y á cargar sin detención. Todas las secciones deben hacer
lo mismo, y en pasando la última, repetirá la primera, y sucesivamente las demás,
la misma maniobra continuándola de un lado a otro entretanto que puedan o sea
necesario.”
Las imágenes siguientes ilustran la táctica descripta precedentemente.
Doblas agrega: “Además de la ventaja referida, ofrecen otras muchas los
expresados parapetos; como son la presteza con que pueden ser colocados los
sacos, y cuando sea preciso su uso, sin necesidad de impedir el tránsito de las
calles con anticipación: la comodidad de poderlos mudar de una bocacalle a otra
de las contiguas: la facilidad de reponer los sacos que derribase la artillería
enemiga, levantando los mismos, o poniendo otros que deben tenerse prontos para
reemplazar los que destruyen. La mayor
seguridad en la puntería afirmando los fusiles sobre los parapetos. La
simplicidad de las evoluciones, cosa tan necesaria en esta clase de tropas, y
la de poder abrir troneras derribando algunos sacos para jugar la artillería
transportando los cañones que se quiera de los apostados en las calles o
derribándolos todos si se juzgase conveniente.”
En la imagen puede verse un obús servido por los Artilleros de la Unión y sostenido por una sección de Cántabros, que abre fuego sobre el 5to Regimiento de Infantería inglés, una de cuyas columnas avanzó por la actual calle Tucumán.
“No es necesario ponderar el estrago que pueden recibir nuestros contrarios, teniendo que avanzar por las calles formados en columna o desfilando por las veredas; en la dicha formación, pueden ser ofendidos de frente por el fuego continuo de la fusilería y aun del cañón del parapeto; y por los costados, desde las azoteas, balcones y ventanas, en que pueden disponerse de pronto parapetos de tipas de tierra, mesas, cajas, etc., teniendo repuestos de granadas de varios calibres, y de otras armas arrojadizas que aumenten el estrago de la fusilería y cañones.”
Es sabido que los ingleses nunca se han detenido a contemplar
razones humanitarias si estas no están en concordancia con sus intereses
comerciales y la declaración de Whitelocke sobre su negativa a bombardear la
ciudad, argumentando tales razones, queda completamente desmentida por el
análisis que hace Doblas.
“Otros recelan un
bombardeo o cañoneo ejecutado desde las quintas o por el río. En el primer
caso, no es imposible su verificación; pero si muy difícil y de poco efecto; porque
supongamos que traen para dicha operación mil bombas con sus correspondientes
morteros, pólvora y municiones. En este supuesto necesitan emplear, de 5 a 6
mil hombres para su conducción, desde el paraje del desembarco al de las baterías,
en cuyo tránsito podrán experimentar muchas pérdidas y demoras, si nuestra
tropa de campaña cumple con sus deberes. Las mil bombas arrojadas a la plaza,
es probable que solo aprovecharían 300; porque los edificios, ocupan a lo más
la cuarta parte del terreno en que están situados, aun en lo principal de la
ciudad; con que por la regla de las casualidades, seria desgracia que cayeran en
ellos las 300 que supongo; perdiéndose las restantes en los huecos, calles,
patios y corrales de las casas. El cañoneo causaría poco efecto; porque de
cualquiera paraje que lo intentaran, había de ser por elevación, porque no hay
alturas donde colocar la artillería dominando la ciudad, con que si ponen la puntería
horizontal, emplearán los tiros en las primeras casas o tapias que se
presentarán delante, solo enfilando sus tiros por la dirección de las calles podrían
con seguir algún efecto; pero entonces, seria correspondida vigorosamente por
la nuestra; y si aun se pretendiese evitar estos daños, se podrían excusar,
haciendo nuestros soldados algunas salidas, amparados de las casas y cercos,
abriendo portillos por su interior, hasta conseguir el tomarles o clavarles la artillería
y morteros, cuya operación bien ejecutada no sería muy costosa. El bombardeo y
cañoneo por la parte del río, es menos temible, porque el banco de la ciudad,
es una barrera inexpugnable que impide a las embarcaciones grandes, acercarse,
y si se resuelven á entrar al fondeadero, no pueden hacerlo sino aquellas do
mediano y pequeño buque; y no las bombarderas porque no hay agua para ellas y
como la barranca es elevada, recibirá esta, y no los edificios todos los tiros
de cañón que las embarcaciones dirijan á la ciudad por la horizontal; con que
para que las balas causasen algún daño a los edificios interiores era menester
que las dirigieran por elevación y entonces es muy poco el que pueden causar; y
se exponían a que nuestra artillería del muelle y la demás de la misma clase,
(que debe prepararse y estar pronta con sus avantrenes y hornillos portátiles,
para conducirla con bueyes donde convenga) incendie con bala roja todas sus
embarcaciones como deben ejecutarlo; sin detenerse en formar parapetos ni
trincheras, persuadidos de que estos reparos solo sirven con utilidad, para
libertarse delas descargas de mosquetería o metralla y de los asaltos de la
tropa; de cuyos riesgos, están libres en aquel paraje entre tanto no tengan
otros enemigos con quien combatir que los de las embarcaciones. “
Doblas también previó que los ingleses atacaran o pudieran llegar al
río y para ello propuso que estuviera dispuesta la caballería para cargar a las
columnas que marcharan por la playa debajo de la barranca, para tal caso : -“…se
deberá dar la señal para que la caballería los cargue intrépidamente con arma blanca,
hasta consumar la victoria, cuya voz, se procurará propagar desde el principio
de la acción, para vigorizar a todas nuestras tropas, aun cuando todavía se
halle indecisa.” En una futura presentación espero poder modelar con figuras estos combates a la orilla del río.
Fuentes:
Revista de Buenos Aires Tomo XVI año 1868
Mapas de la EUDE
C'est magnifique Carlos, MA GNI FI QUE! J'aime beaucoup les photos, la mise en scène est fabuleuse, on s'y croirait...De nombreux points communs avec la guerre d'indépendance espagnole de 1808 me semble-t-il...Merci, et salutations de France.
ResponderEliminarPhil.
Effectivement il peut trouver une ressemblance avec les scènes de la guerre d'indépendance espagnole, mais dans ce cas la disproportion des forces était beaucoup plus élevé. Merci beaucoup pour vos très aimables paroles, cher Phil. Je vous envoie un salut affectueux de l'extrême sud. Carlos
Eliminarmuy interesante el relato. y las fotos que lo ilustran están super. los edificios los construirte vos?
ResponderEliminarfelicitaciones
Muchas gracias Horacio. Algunos edificios los construir yo, pero el mas lindo no, lo hizo el Ing. Centeno, un gran modelista.
EliminarMuy bueno CAP!! impresionante de verdad. Estaría bueno completarlo con una presentación de figura por figura. Un abrazo y felicitaciones por el trabajo!. Diego
ResponderEliminarMuchas gracias Diego MTV. En este Blog hay presentaciones sobre cada una de las unidades que acá aparecen. Saludos
ResponderEliminarGracias por la respuesta. Mas precisamente estoy interesado en el uniforme de Francisco Gonzalo de Doblas, que justamente tengo planeado mandarlo hacer (en 75mm). Me lo imagino entre 27 y 28 años, subteniente del Real Cuerpo de Ingenieros, con uniforme que podría ser: chaleco y pantalón de casimir blanco, casaca azul con cuello y vueltas moradas, bocamangas encarnadas y una sola charretera blanca en el hombro izquierdo (subteniente). Es el dato que tengo, pero me gustaría poder corroborarlo. Desde ya muchas gracias!
ResponderEliminarMe parece que las charreteras eran plateadas, dispongo de una imagen de un capitán de ingenieros y otra de un subteniente, si me indica una dirección de correo electrónico podré enviársela.
EliminarLe envío la dirección a contactojdh@gmail.com ? Serán por casualidad las laminas de José Bueno las que usted posee? Saludos y gracias
ResponderEliminarSí, por favor envíela a esa dirección. Una es de José M. Bueno la otra no.
EliminarRecién ahora noto que Ud. está pensando en Francisco de Doblas, que era subteniente por la época de la segunda invasión, hijo del militar andaluz, don Gonzalo de Doblas, autor del plan de la Defensa.
EliminarExcelente trabajo!!! Cuánto le debemos a Doblas y a su genio militar.
ResponderEliminarDónde puedo conseguir la revista de Buenos Aires Tomo xxvi?
Saludos y gracias.
Daniel.
Muchas gracias Daniel por sus amables palabras. La Revista de Buenos Aires Tomo XVI de 1868 puede bajarla mediante el siguiente enlace
Eliminarhttp://www.saij.gob.ar/docs-f/biblioteca_digital/libros/revista-buenos-aires_t16_1868/revista-buenos-aires_t16_1868.pdf
Allí encontrará una noticia biográfica de don Gonzalo de Doblas y su plan.
Saludos cordiales, Carlos